20110109

Corrientes y el subdesarrollo

Por el Dr. Justo Estoup –





En el año 1869, el entonces presidente de la República, Domingo Faustino Sarmiento, ordenaba el primer censo con el objeto de tomar conocimientos de la población del país. En eso entonces Corrientes presentaba 129.023 habitantes. A partir de ese año, cada diez años se operan censos, cada vez más complejos y que rescatan más datos de la población argentina. No obstante, existen mediciones constantes a cargo del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), que permiten tomar conciencia de la situación económica y social de la población argentina en su conjunto. Con respecto a Corrientes podemos afirmar determinados datos estadísticos que han salido a la luz, tras el censo nacional de 2010, determinada información que nos permite hacer un análisis preliminar, que nos facilita comprender significativamente el escenario socio-económico de la nuestra provincia.



En esta ocasión Corrientes no solo ratificó su primer lugar como provincia más marginal (con el mayor nivel de pobreza e indigencia del país) sino que ahora se descubre formalmente que es una generadora de precarización laboral. Según los resultados que arrojaron los indicadores del INDEC, Corrientes cerró el tercer trimestre con el 45% de sus trabajadores en negro. Por tercera vez en el año quedó como el distrito de mayor informalidad laboral y salarial de la Argentina. Esto es casi 10 puntos por encima de la media nacional. Este último se ubica en un 35,8%; y también es 2,5% más alto que la media de la región NEA (42,5%). Entre las conclusiones más desalentadoras podemos afirmar que en la provincia de Corrientes 5 de cada 10 trabajadores no tienen aportes jubilatorios, no poseen una obra social y por supuesto menos, protección de los derechos laborales; el 45% de los trabajadores está en negro; el 70% de los trabajadores rurales y domésticos no está registrado; el comercio tiene el 45% de sus empleados en negro. Ahora bien, llama poderosamente la atención que el Estado provincial, garante de los derechos laborales de los ciudadanos correntinos, mantenga al 35% de sus agentes en condiciones precarias. Recordemos que es el Estado provincial el que tiene el poder de policías de trabajo, es el último responsable de controlar y exigir al sector privado (y paradójicamente, a su propia planta de personal) asimismo siendo responsables de la regulación de sus trabajadores y que la mano de obra activa tenga como mínimo, cobertura social para su familia.



Asimismo, con respecto al aumento poblacional, según marca el censo del 2010, se ha puesto de manifiesto que el 23,5% de los hogares correntinos está afectado por la pobreza, y que el 6% de la población se encuentra en condición de indigencia. Estas cifras sitúan a Corrientes como más pobre que Posadas (16,9%), Formosa (16,1%) y Santiago del Estero (15,8%). Con respecto a la Ciudad de Corrientes podemos afirmar que cuenta con el 25,8% de pobreza e indigencia, cifra por demás alarmante. La provincia de Corrientes es una de las provincias dentro del NEA que menos ha crecido poblacionalmente registrándose un aumento de sólo un 6,7% en la cantidad de habitantes y un aumento del 34,5% de la cantidad de hogares, en tanto que las provincias vecinas, como Misiones han crecido poblacionalmente un 13,7%, Formosa un 8,5% y Chaco 7%. Paralelamente a esta cuestión, Corrientes también ocupa el último lugar en crecimiento de viviendas, superada por Misiones (45%), Formosa (40%) y el Chaco (39%).

Conclusiones preliminares

Con respecto al trabajo en negro, registrado y medido por las últimas estadísticas mencionadas, es palpable la ausencia del Estado provincial en esta última década. La falta de control estatal en el cumplimiento de las leyes de protección al trabajador, como así también falta de políticas concretas y eficientes que tiendan a la creación de empleos genuinos (comercio o industria) es decir, no dependientes del Estado ni la política, han sido omitidas irresponsablemente por la clase política gobernante. El poco aumento poblacional se debe no sólo a la baja natalidad sino que Corrientes sigue siendo una provincia expulsora de mano de obra en búsqueda de mejores condiciones de vida. En otras palabras, todavía son muchos los correntinos que son obligados a migrar de sus pueblos y ciudades hacia fuera de las fronteras provinciales en búsqueda de trabajo y calidad de vida. Relacionado con este último, el porcentaje de crecimiento poblacional no ha sido acompañado de ninguna manera con políticas de creación de viviendas. Corrientes no ha revertido significativamente su tendencia a expulsar a su población activa hacia otros centros más atractivos laboralmente. El INVICO ha sido una institución fantasma en la última década, si tenemos en cuenta la poca construcción de viviendas dedicadas a sectores populares en comparación con la extensa demanda existente.
No debemos confundir el aumento de la construcción privada, con altísimos costos en créditos hipotecarios como también alquileres en subas constantes que perjudican a amplísimos sectores de la población correntina. Nuevamente encontramos al Estado ausente en el diseño estratégico de políticas de viviendas accesibles para ese porcentaje tan alto de correntinos que no tienen acceso a los sistemas de préstamos vigentes en el mercado bancario, cada vez más exigente y restrictivo. El aumento de la pobreza en la última década no hace más que corroborar estadísticamente el fracaso de las gestiones que se han encargado de encauzar los destinos de esta provincia. Debemos recalcar y distinguir que dentro de ese espacio demográfico también encontramos un alto porcentaje de indigentes, es decir, de hermanos correntinos que no logran cumplir con la ingesta de calorías necesarias para el desarrollo psicofísico y que los condena a una desnutrición crónica muy difícil de revertir.
Finalmente, no queda dudas que el panorama es oscuro y que son muchísimas las deudas que la política tiene con los ciudadanos correntinos. Pero también sabemos, que la provincia estuvo bajo el mismo signo político desde el año 2000. En comparación, las provincias vecinas, gobernadas por diferentes gestiones, de diferentes signos políticos, pero que seriamente mantienen una política de estado, han creado proporcionalmente viviendas e infraestructura adecuada de acuerdo al aumento poblacional que se ha operado en la última década respondiendo así a las necesidades de sus ciudadanos, tal es el caso de Misiones, Formosa y el Chaco en estos últimos años, bajo la gestión del contador Capitanich.

Paradójicamente todo este panorama se describe en un momento histórico de muchos significados, en plena y vigorosa presidencia de la Dra. Cristina Fernandez de Kirchner, en que la Argentina atraviesa un momento de ebullición económica, como no lo había visto desde la Segunda Guerra Mundial, con un Estado Nacional rico y abocado a la distribución de la riqueza, de la justicia social y de los derechos humanos. Sin embargo, quienes gobernaron esta provincia desde el año 2000 no hicieron más que convertir a Corrientes en una isla, en una triste excepción, en una provincia marginal, en resumen, en la provincia más pobre del nordeste. Por ello creo personalmente que es el momento de reflexionar, ¿Queremos continuar por esta senda o queremos crecer como correntinos y argentinos que somos, cambiando esta realidad de miseria y marginalidad? Creo que los correntinos nos merecemos algo mejor, pero primero debemos construir y fortalecer nuestra memoria para no volver a equivocarnos. No caben dudas, en estas instancias, que este es el resultado nefasto de la ineficacia e ineficiencia de quienes nos han gobernado en estos últimos 10 años. Existen esperanzas y existen nuevas generaciones de políticos comprometidos en el campo nacional y popular con conocimiento de estas realidades y dispuestos a asumir la responsabilidad que les compete. Ellos son y serán los actores y protagonistas del cambio.

Publicado por: mi voto 2011

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