Como algunos (muchos) preveían la presidenta de la Comisión Bicameral Revisora de Cuentas, senadora Liliana Wetzel, confirmó que no habrá tiempos para analizar el balance 2009. Ello determinará la aprobación automática de las cuentas de inversión 2009, números que atañen a la olvidable gestión de Arturo Colombi. Ocurrirá lo mismo que con las cuentas de los cuatro años de gestión del ex gobernador.
La determinación política, como decimos para muchos previsible y solo sorpresiva para incrédulos y desconocidos de la realidad correntina, no hace más que ratificar un proceso de complicidad que desde hace tiempo suele enrostrárseles a la mayoría de los dirigentes locales.
Tal vez, en la irracionalidad de los tiempos que corren, la cuestión sea menor cuando las urgencias indican dar respuestas a frentes supuestamente de más trascendencia, y es evidente que todo cae en saco roto más allá de las páginas y minutos de aire aprovechados en su momento por oportunistas que apuntaban a supuestos enemigos de la sociedad correntina, quedando hoy demostrado que solo hubo cortinas de humo para esconder un procedimiento anormal por donde se lo mire.
Quedará entonces en la nada las condenas mediáticas y los procesos judiciales de los otrora todopoderosos en Corrientes.
Será entonces cosa del pasado juzgar como sí lo hicieron, y lo siguen haciendo, con otros ex funcionarios que tuvieron tal vez por error el ganarse la enemistad de todos.
Está claro que no había ni habrá diferencias en los procedimientos entre actuales y ex funcionarios, más allá de los celos temporales por las ansias de poder. Lo demás es puro cuento. Todo vuelve a cero, con desfalcos, anormalidades, procesos oscuros, operaciones fraudulentas, y hasta muertes sin respuestas.
Será para la clase política un procedimiento más que no llegó a su fin, pero la sociedad marca y conoce los tiempos. Las urnas ya demostraron esto en el movido 2011.
Ahuyentar la participación ciudadana y fomentar la incredibilidad parecen ser las motivaciones concretas de una dirigencia que vuelve a utilizar mañas gastadas para repetir errores dando complicidad a quienes no cumplieron con el deber que la ciudadanía demando.
Fuente: Corrientes hoy.
La determinación política, como decimos para muchos previsible y solo sorpresiva para incrédulos y desconocidos de la realidad correntina, no hace más que ratificar un proceso de complicidad que desde hace tiempo suele enrostrárseles a la mayoría de los dirigentes locales.
Tal vez, en la irracionalidad de los tiempos que corren, la cuestión sea menor cuando las urgencias indican dar respuestas a frentes supuestamente de más trascendencia, y es evidente que todo cae en saco roto más allá de las páginas y minutos de aire aprovechados en su momento por oportunistas que apuntaban a supuestos enemigos de la sociedad correntina, quedando hoy demostrado que solo hubo cortinas de humo para esconder un procedimiento anormal por donde se lo mire.
Quedará entonces en la nada las condenas mediáticas y los procesos judiciales de los otrora todopoderosos en Corrientes.
Será entonces cosa del pasado juzgar como sí lo hicieron, y lo siguen haciendo, con otros ex funcionarios que tuvieron tal vez por error el ganarse la enemistad de todos.
Está claro que no había ni habrá diferencias en los procedimientos entre actuales y ex funcionarios, más allá de los celos temporales por las ansias de poder. Lo demás es puro cuento. Todo vuelve a cero, con desfalcos, anormalidades, procesos oscuros, operaciones fraudulentas, y hasta muertes sin respuestas.
Será para la clase política un procedimiento más que no llegó a su fin, pero la sociedad marca y conoce los tiempos. Las urnas ya demostraron esto en el movido 2011.
Ahuyentar la participación ciudadana y fomentar la incredibilidad parecen ser las motivaciones concretas de una dirigencia que vuelve a utilizar mañas gastadas para repetir errores dando complicidad a quienes no cumplieron con el deber que la ciudadanía demando.
Fuente: Corrientes hoy.
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